jueves, 25 de noviembre de 2010

Mito de Píramo y Tisbe

Leyenda

Píramo y Tisbe eran dos jóvenes babilonios durante el reinado de Semíramis. Habitaban en viviendas vecinas y se amaban a pesar de la prohibición de sus padres. Se comunicaban con miradas y signos hasta descubrir una grieta en el muro que separaba las casas. Así pudieron hablarse, enamorarse y desearse cada vez más intensamente, hasta una noche que decidieron encontarse junto al monumento de Nino, al amparo de un moral que allí había, al lado de una fuente. Tisbe llegó primero, pero una leona que regresó de una cacería a beber de la fuente la atemorizó y huyó, cayéndosele el velo. La leona jugueteó con el velo, manchándolo de sangre. Al llegar, Píramo descubrió las huellas y el velo manchado de sangre, y creyó que el animal había matado a Tisbe, por lo que se suicidó clavándose su propio puñal. De su sangre viene el color púrpura de las moras según Ovidio. De hecho, dentro de la tradición latina, el término Pyramea arbor («árbol de Píramo») se usaba para designar a la morera. Tisbe, con miedo, salió cautelosamente de su escondite. Cuando llegó al lugar vio que las moras habían cambiado de color y dudó de si era o no el sitio convenido. Vio a su novio agonizante, lo abrazó y, a su vez, se suicidó...

El mito de Orfeo y Eurídices

La historia más conocida sobre Orfeo es la que se refiere a su esposa Eurídice que a veces es conocida como Agriope. Algunas versiones cuentan que mientras huía de Aristeo, u otras que mientras paseaba con Orfeo, fue mordida por una serpiente y murió. En las orillas del río Estrimón Orfeo se lamentaba amargamente por la pérdida de Eurídice. Consternado, Orfeo tocó canciones tan tristes y cantó tan lastimeramente, que todas las ninfas y dioses lloraron y le aconsejaron que descendiera al inframundo (catábasis). Camino de las profundidades del inframundo, tuvo que sortear muchos peligros, para los cuales usó su música, ablandó el corazón de los demonios, e hizo llorar a los tormentos (por primera y única vez). Llegado el momento, con su música ablandó también el corazón de Hades y Perséfone, los cuales permitieron a Eurídice retornar con él a la tierra; pero sólo bajo la condición de que debía caminar delante de ella, y que no debía mirar hacia atrás hasta que ambos hubieran alcanzado el mundo superior y los rayos de sol bañasen a Eurídice.

A pesar de sus ansias, Orfeo no volvió la cabeza en todo el trayecto, incluso cuando pasaban junto a algún peligro o demonio, no se volvía para asegurarse de que Eurídice estuviera bien. Llegaron finalmente a la superficie y, por la desesperación, Orfeo volvió la cabeza para verla; pero ella todavía no había sido completamente bañada por el sol, todavía tenía un pie en el camino al inframundo: Eurídice se desvaneció en el aire, y ahora para siempre. Esta historia procede del tiempo de Virgilio, que fue el que introdujo el nombre de Aristeo. Sin embargo, otros autores también hablan de la visita de Orfeo al submundo; de acuerdo con Platón los dioses del infierno sólo le «presentaron una aparición» de Eurídice. También según Platón, los dioses no le entregaron a su amante, porque les parecía que se mostraba cobarde, como buen citaredo, y no tuvo el arrojo de morir por amor, sino que buscó el medio de penetrar con vida en el Hades.

Mito de Leandro y Heros

Hero era una sacerdotisa de Afrodita , que vivía en una torre en Sestos, en el extremo del Helesponto. Leandro (Leandros, o Λέανδρος), un joven de Abidos en el otro lado del estrecho, se enamoró de ella y cada noche cruzaba el Helesponto a nado para estar con Hero. Ella debía encender una lámpara cada noche en lo alto de la torre para guiarle.

Sucumbiendo a las dulces palabras de Leandro, y a su argumento de que Afrodita, como diosa del amor, despreciaría la adoración de una virgen, Hero permitió que él le hiciera el amor. Esto continuó durante el cálido verano. Pero una tormentosa noche de invierno las olas sacudieron a Leandro en el mar y el viento apagó la luz de Hero, por lo que el amante perdió el camino y pereció ahogado. Hero se lanzó desde la torre, muriendo también.

martes, 9 de noviembre de 2010

Demi Lovato. Su momento más duro.








Antes de demostrarle al mundo todo lo que vale, Demi tuvo que demostrarse a si misma que el maltrato de sus compañeros no iba a poder con ella.
Es dulce, sonriente, simpática y, además, tiene un talento único para la música. Demi siempre fue una chica especial y diferente, pero a veces, no ser como los demás se convierte en tu peor pesadilla. Durante sus años en el cole, Demi sufrió bullying por parte de sus compañeros, y llego a pasarlo tan mal que decidió abandonar el cole y estudiar desde casa, para centrarse solo en su carrera “Nunca entendí por que me odiaban tanto, aunque en realidad creo que no era por un motivo concreto. Simplemente, yo llevaba un tipo de vida diferente al resto”
Un mensaje para tod@s.
“Antes de criticar a alguien, o ser cruel, deberíamos pensar que las palabras pueden llegar a hacer tanto daño como el maltrato físico” Y a todas sus fans y la peña que la quiere por lo que ella es, Demi os manda un mensaje: “Vosotros me salvasteis”



Otros famosos también lo sufrieron... No creas que ellos se libran por ser estrellas. Muchos famosos sufrieron en algún momento la marginación de sus compañeros por el hecho de ser diferentes. Miley, en su libro “Miles to go”, explica que en el cole, un grupo de chicas se dedico a hacerle la vida imposible, y que llegaron a encerrarla en el baño o incluso a pegarle. Durante aquel tiempo se sintió “sola, miserable y sin amigos”.

Algo parecido a lo que le ocurrió a Sergio Contreras, tal y como explica en su libro “El espejo”. Ambos aprovecharon su soledad para dedicarse a lo que más le gustaba. Y consiguieron cumplir sus sueños...