Erase una vez una niña llamada Daniela. Desde que era pequeña había sido un poco diferente. Los demás niños de su edad la trataban mal. Cuando Daniela empezó a darse cuenta de esto se fue encerrando en sí misma. Se sentía muy mal cuando los demás se reían de ella y la dejaban de lado. Daniela no comprendía el porqué si ella era igual que todos los demás. Tenía dos ojos, dos brazos y dos piernas, como todo el mundo. Seguía sin comprenderlo y lloraba en silencio. Un día se miro al espejo y lo comprendió. Ella no era hermosa.
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